Reutilización del Agua de Lluvia
Esto se ha hecho siempre, pero parece que se nos ha olvidado. El
aprovechamiento del agua de lluvia y la reutilización de la que empleamos fue
una práctica extendida en el pasado que ahora, gracias a los avances de la
tecnología, vuelve a nuestras vidas. Te sorprenderá el ahorro.
Aunque los embalses han incrementado un gran índice de su
capacidad en los últimos meses, el seco invierno que acabamos de experimentar ha
llevado de nuevo la palabra sequía a las portadas de los periódicos. No cabe
duda: el agua es un bien escaso que requiere un reparto eficiente. Esa
eficiencia también pasa por saber aprovechar la mínima posibilidad de agua
extra para múltiples fines, ya que no sólo el campo se puede beneficiar del
agua de lluvia.
Reduce tu consumo a la mitad con las aguas
pluviales
Los expertos señalan en sus estudios los beneficios del aprovechamiento de aguas pluviales en el ámbito doméstico llegando, incluso, a cifrar el ahorro en torno a un 48% o, lo que es lo mismo, unos 90.000 litros anuales en una familia de cuatro miembros.
Es una práctica más que extendida en países como Alemania o Suiza que ya ha llegado al nuestro, gracias al impulso de algunas comunidades autónomas. Sin embargo, no se trata de ninguna novedad: los depósitos que recogían la lluvia formaban parte del paisaje habitual de los entornos rurales –y algunos urbanos- de principios del siglo pasado.
El agua de lluvia: del cielo a la boca
El agua de lluvia puede ser de gran utilidad en casa sirviendo para múltiples opciones: baños, limpieza doméstica, lavadora, riego… Sin embargo, sus beneficios no terminan ahí porque, aunque no es potable, gracias a la instalación de una pequeña depuradora doméstica podrás usarla para beber ya que, además, no contiene la molesta cal.
¿Cómo funciona? El sistema depende de la ubicación, las necesidades de la casa y la pluviometría de la zona. El agua se recoge en un depósito que se coloca normalmente en el tejado o la cubierta. Mediante unos canalones, pasa a un segundo depósito –normalmente subterráneo-, donde se filtra. Una vez limpia, el agua llega a nuestros grifos a través de una red que discurre en paralelo a la red canalizada. Los sistemas más sofisticados incorporan un sensor que da prioridad a las aguas pluviales frente al caudal de pago y que avisa cuando el depósito se está quedando sin existencias.
Aguas grises, la segunda vida del agua
Los expertos señalan en sus estudios los beneficios del aprovechamiento de aguas pluviales en el ámbito doméstico llegando, incluso, a cifrar el ahorro en torno a un 48% o, lo que es lo mismo, unos 90.000 litros anuales en una familia de cuatro miembros.
Es una práctica más que extendida en países como Alemania o Suiza que ya ha llegado al nuestro, gracias al impulso de algunas comunidades autónomas. Sin embargo, no se trata de ninguna novedad: los depósitos que recogían la lluvia formaban parte del paisaje habitual de los entornos rurales –y algunos urbanos- de principios del siglo pasado.
El agua de lluvia: del cielo a la boca
El agua de lluvia puede ser de gran utilidad en casa sirviendo para múltiples opciones: baños, limpieza doméstica, lavadora, riego… Sin embargo, sus beneficios no terminan ahí porque, aunque no es potable, gracias a la instalación de una pequeña depuradora doméstica podrás usarla para beber ya que, además, no contiene la molesta cal.
¿Cómo funciona? El sistema depende de la ubicación, las necesidades de la casa y la pluviometría de la zona. El agua se recoge en un depósito que se coloca normalmente en el tejado o la cubierta. Mediante unos canalones, pasa a un segundo depósito –normalmente subterráneo-, donde se filtra. Una vez limpia, el agua llega a nuestros grifos a través de una red que discurre en paralelo a la red canalizada. Los sistemas más sofisticados incorporan un sensor que da prioridad a las aguas pluviales frente al caudal de pago y que avisa cuando el depósito se está quedando sin existencias.
Aguas grises, la segunda vida del agua
Además de aprovechar, es posible reutilizar. Las aguas grises son las que
resultan de nuestros procesos habituales de cocina, colada, aseo personal… y
que pueden tener una segunda vida. Son muy útiles para rellenar nuestras cisternas,
un uso con el que podríamos ahorrar varias decenas de litros diarios. También
sirven como sistema de riego de tu jardín o pequeño huerto ya que, si son
tratadas, pueden convertirse en una buena fórmula de abono.
Por regla general, los sistemas que aprovechan este tipo de agua constan de una red de tuberías independiente que la trasladan desde tu ducha o lavadora a un depósito –instalado en el sótano, por ejemplo- donde es tratada. De ahí pasan a las cisternas o la boca de riego de tu terraza o jardín.
La siguiente parada del reciclaje: las aguas residuales
La depuración de las llamadas aguas negras, las que provienen de nuestros retretes, es fundamental por motivos ambientales y de salud. Puede constituir, además, una buena ayuda en agricultura y, tras un buen tratamiento, convertirse en agua potable.
Sabías que…
Actualmente se está trabajando en sistemas para aprovechar el agua del rocío y de la niebla, sobre todo, enfocando su uso en zonas desérticas o con escasas lluvias.
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